Última semana de febrero, imposible. Las vacaciones se fueron volando en chárter privado, pero nosotras seguimos acá. La última de febrero se vino terrible. Tuvimos litros y litros de pintura verde y turquesa por la casa del pueblo, & pinceles, cinta de empapelar, mucho diario, y un poco de enduido para arreglar la pieza. Mrs. V. tuvo el agrado de venir a ayudarnos con la pintureada. ¿Algo más? Gossip Girl, un vaso de gaseosa y las cuatro tiradas en un colchón, desparramado por el living room. Tanto tanto trabajo que el jueves salimos a despejarnos. Pero el despeje brilló por su ausencia. Y parece que los pasados salieron a pasear también. Momentos incómodos y corridas inundaron el shopping. Pobre del señor R. Tuvo que correr con nosotras para no quedarse solo en ese mundo de nenes inmaduros vestidos de colores fluorescentes. Así es la vida. Llegó finalmente el viernes. Amaneció temprano. N corriendo de acá para allá, con consecuencias: ampollas. A en rehab, el paraíso de los tontos que se rompen algún hueso, se lesionan rodillas o simplemente tienen ganas que los masajeen un rato. Por mañana esperamos un sábado tranquilo, como debe serlo. ¿Podrá ser?
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